Antiguamente casi todos los cortijos del Barranco de Carcauz tenían un horno de leña para hacer pan. Estos hornos con forma de boveda, estaban construidos con barro para que conservasen el calor durante bastante tiempo y estaban ubicados en el exterior de los cortijos, pero con la boca del horno dentro de alguna habitación del cortijo. De esta manera, se podía encender el horno para hacer pan incluso aunque estuviera lloviendo o hiciese mal tiempo. Para caldear los hornos se quemaba leña de palaín o abulagas hasta que las paredes del horno se ponían blancas del calor, que era cuando tenían la temperatura adecuada para poder cocer el pan. Cuando el horno estaba caliente se barría el suelo y se tapaba para que no perdiese calor, hasta que se metía el pan para cocerlo.... pero esa es otra historia que os contaremos después.....
Parte exterior de un horno de leña
Boca del horno en el interior del cortijo
Caldeando el horno con leña de palaín
Una vez caldeado se barre el suelo del horno para meter el pan.
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