Abejera de espejo (Ophrys speculum)
A mediados de Abril para cualquier felisario supone un lujo pasear por el pueblo. Las calles, perfumadas de azahar, son un espectáculo digno de elogio. Miles de abejas sobrevuelan los campos buscando las impolutas flores del naranjo a las que ofrecer el más maravilloso de los regalos. La polinización.
Gracias a ella, el linaje de las flores del pueblo está más que garantizado. Sin embargo, antes de que estas pequeñas flores blancas presagiaran el jugoso fruto que semanas más tarde podremos disfrutar, otras hacían las delicias de las pequeñas abejas. Azaleas, margaritas..., se aprovechaban del trajín azaroso de estas trabajadoras.
Retrocediendo un poco más en el tiempo, a finales de Marzo la vida para una abeja era algo más difícil de imaginar. En muchos de los bancales del pueblo unas extrañas plantas empezaban a florecer y para asombro de nuestras aladas compañeras. Las flores que portaban, no tenían la forma y el color que ellas acostumbraban a ver. ¡Esas flores eran iguales a ellas, en imagen y semejanza!
Nuestras pequeñas amigas sin saberlo estaban siendo engañadas por uno de los más maravillosos logros de la evolución: Las orquídeas.
La protagonista de hoy será la “Abejera de espejo, Espejo de venus”, Oprhys speculum. Solo hay que ver la forma de su flor para dilucidar de donde proviene su nombre vernáculo, ¿No me diréis que solo puede engañar a las abejas?
Para conseguir localizarla hay que tener en cuenta que habita tanto en terrenos calcáreos como silíceos, desde nivel del mar hasta los 1200 m. En Andalucía está presente en todas las provincias a excepción de Huelva.
Se encuentra en herbazales, matorrales y claros de diferentes formaciones arbóreas. De porte mediano hasta unos 40 cm.
Lo más característico de esta especie es la morfología de su flor. Al igual que ocurre en muchas especies del género Ophrys. El labelo, semejante a una abeja, será trilobulado, con dos lóbulos laterales y uno central, rodeado todo su margen de pelos pardos rojizos. La mayor parte del labelo está ocupado por una mácula azul brillante con una banda más o menos ancha de color amarilla.
Siguiendo estas pequeñas pistas es una flor relativamente fácil de encontrar en las cercanías del pueblo.
Finalmente, nos queda la parte más importante,... Calzarnos las botas, disfrutar del frescor de un buen sombrero y caminar por las veredas que rodean al pueblo. Seguro que con un poco de suerte y buen ojo, podremos alegrarnos la mañana son su presencia.
Rubén Tarifa Murcia
atricapilla.15@gmail.com
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